Últimamente me pasa algo que sólo me había pasado una vez en mi vida. Esa vez fue cuando descubrí, hace cuatro o cinco años, un montón de canciones de entre los ’70 y los principios de los ’90 que tenían como tema específico, implícita o explícitamente, la revolución social de carácter marxista. Es decir, agrupaciones del estilo de Inti Illimani. Ese estilo. Entonces empecé a escucharlos y siempre me parecía que eran canciones que yo ya conocía, algunas, incluso, podía tatarearlas. Pero antes de esos años nunca había escuchado una con detención, y cuando lo hice, la mezcla de ese vago y escaso recuerdo, con la idea y el pensamiento social de la época que buscaban transmitir, hizo maravillas en mi relación con ellas, me encantaron, me las aprendí, las toqué en guitarra, hablé de ellas, bajé discos. Las disfruté profundamente, como cuando, antaño, había disfrutado de Nirvana y Led Zeppelín.
1 comentarios:
Algo parecido me sucedió cuando escuché por primera vez Yesterday, de los Beatles. Tanto fue, que durante varias semanas anduve convencido de que se trataba de una canción antigua y trataba de recordarla, de acordarme cuándo la había escuchado.
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