...desde la nada.

Últimamente me pasa algo que sólo me había pasado una vez en mi vida. Esa vez fue cuando descubrí, hace cuatro o cinco años, un montón de canciones de entre los ’70 y los principios de los ’90 que tenían como tema específico, implícita o explícitamente, la revolución social de carácter marxista. Es decir, agrupaciones del estilo de Inti Illimani. Ese estilo. Entonces empecé a escucharlos y siempre me parecía que eran canciones que yo ya conocía, algunas, incluso, podía tatarearlas. Pero antes de esos años nunca había escuchado una con detención, y cuando lo hice, la mezcla de ese vago y escaso recuerdo, con la idea y el pensamiento social de la época que buscaban transmitir, hizo maravillas en mi relación con ellas, me encantaron, me las aprendí, las toqué en guitarra, hablé de ellas, bajé discos. Las disfruté profundamente, como cuando, antaño, había disfrutado de Nirvana y Led Zeppelín.


Lo que me pasa últimamente, en todo caso, es un poco distinto. Ahora escucho canciones que me parecen completa y absolutamente contemporáneas, que me parece responden a una historia complicada y entretenida de la historia de la música popular anglosajona que tanto escuchamos, una historia tan entretenida como la historia del jazz, solo que ésta no ha sido sistematizada. Y esas canciones, tan contemporáneas, de alguna forma me dicen que las conozco hace tiempo, que siempre he escuchado ese tipo de acordes, que siempre he escuchado esas frases y esas entonaciones. Sé que no las he escuchado nunca, pero sé que nunca había tenido la oportunidad de abstenerme a escucharlas.

1 comentarios:

Fernando Montolio Milano dijo...

Algo parecido me sucedió cuando escuché por primera vez Yesterday, de los Beatles. Tanto fue, que durante varias semanas anduve convencido de que se trataba de una canción antigua y trataba de recordarla, de acordarme cuándo la había escuchado.

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