No fuimos hippies como en los setenta.

Flaca Cargado originalmente por Rigoberto Gonzáles
Como a cualquier persona medianamente normal, me parece que el reguetón es machista, sexista, fome, repetitivo y básico. Pero, como cualquier persona medianamente borracha, he terminado bailándolo a altas horas de la noche en diversas situaciones. Si bien la mayoría de los mensajes que transmite lingüísticamente son cosas como “haremos sexo con ropa” o “dale con el látigo”, hay canciones que tienen más de algo agradable. Trataré, a continuación, una canción que me produce una extraña sensación de nostalgia.

“Voy a tocarte toa / esta noche te voy a hacer mi señora / poco a poco tú verás que te enamoras”. Claramente es un mensaje obvio y muy poco racional, es más como un típico hombre que va a una disco a conquistar mujeres y a tener relaciones sexuales poco comprometidas con desconocidas. Pero cuando el cantante dice cosas como “Soy la nueva cara del rock / el nuevo new kid on the block”, da la impresión de que es un millonario en un bar caro y estadounidense, seguramente en Manhattan, tomando tragos raros y sintiéndose como la contemporaneidad misma. Luego hace alusiones a la canción y al grupo mismo: “Que me sigan en el coro los estúpidos / calle 13 y DJ Yamo suenan nítido”, y da lo mismo, es para rellenar, supongo.

Lo más interesante son las frases siguientes: “Te voy a sacar el aire de la cabeza / dándole un masaje a tu cerebro con cerveza”. Puede querer decir un montón de cosas distintas. Primero parece que va a embriagar a su conquista y a masajear su vagina por dentro, en medio de la borrachera. Pero agrega que “Pa cambiarle esa mente de fresa / hay que consumir como cien tabletas”. No sé si con esto se referirá a la mujer con la que está sosteniendo relaciones sexuales o a él mismo. No sólo la letra, sino también la melodía principal, sugieren la idea de un hombre al que le gusta la juerga nocturna, y la mente de fresa podría ser la promiscuidad del protagonista. Pero esta promiscuidad siempre está rodeada de alguna nostalgia, de alguna molestia. Le gusta la juerga y el sexo fácil, pero sabe que no es algo muy aceptado según la moral occidental. En todo caso, si la mujer fuera la que tiene la mente de fresa, igualmente parece una especie de crítica; estaría diciendo algo así como que en medio de la borrachera le parece muy bien el sexo promiscuo, pero sabe que cuando esté sobrio al día siguiente notará que la única forma que tiene de salir de esa vida es drogándose con quién sabe qué pastilla. Podría estar transmitiendo cierto desconsuelo frente a la imagen de una mujer como aquella, o cierta molestia frente a la existencia de los tabúes. Las cien tabletas pueden incluso ser la educación, la televisión, la ‘cultura’ occidental que promueve el ‘sexo con ropa’, pero que luego lo rechaza cínicamente.

“Chúpate esta / un masajito por tu piel grasienta”. O está hablando de una gorda, o de una prostituta sucia, o de una vedette bañada en aceites. Sea cual sea, dice “masajito”. Ahora no es sólo desconsuelo, también le agrega un poco de cariño. Es una mujer asquerosa, pero igual se merece que un hombre como él la trate con cariño. Añade “Pa que se sienta hasta en la placenta”. ¿La embarazó? ¿O estaba embarazada? “Pica pica pica pica como pimienta”. ¿Está enferma? ¿Le está doliendo?

A estas alturas aparece la frase que arma la idea completa: “No fuimos hippies como en los setenta”. A primera vista es extraño que meta a los hippies en medio de esta situación, pero puede estar diciendo que los admira, que le gustaría que el sexo fuera así como lo entendían los hippies, y frente al desvanecimiento de esa noción muestra la nostalgia que marca la canción entera. Dice “no fuimos” demostrando que ya está completamente perdida esa idea, que no hay vuelta atrás. También puede ser una disculpa frente a la mujer (tanto si fuera prostituta como si fuera una pareja efímera). Le estaría diciendo que, lamentablemente, la situación que están viviendo no tiene nada que ver con ningún cariño, con ningún afecto, solamente con la satisfacción biológica del roce sexual. Pero sólo el decirlo demuestra que le gustaría estar inserto en un contexto de amor aparentemente social. Le gustaría satisfacerse a través del amor a la sociedad entera, representada en una mujer, pero el contexto social lo coopta, lo obliga sin su consentimiento a buscar el placer máximo en situaciones donde las relaciones interpersonales poco importan frente a la superioridad de las relaciones sexuales. Una vuelta al “sueño perdido, al lugar de origen” como diría la floripondio en otro contexto.

Después de esto acepta que de todas maneras puede llegar a amarla: “A ti yo te cedo la silla y la mesa / la trato de ‘su alteza’”, pero nuevamente cae en la sexualidad pura y sin sentido: “Eres una gata montesa / desde la pezuña hasta la cabeza”. Cae, incluso, en el insulto.

La canción entera intenta demostrar que el yo lírico, representando a un largo número de sujetos de esta sociedad que detesta, se deja fácilmente arrastrar por todos, como diría Durkheim, pero siempre con una utopía en la mente, con un amor al prójimo. Un amor y una maldad. Y una posibilidad de cambio que resuena constantemente en la opinión pública y en la memoria colectiva. “Con el salvaje salvajemente orgulloso / con la progenitora valiente / con el pasado sin lamento / con las vista al frente / con la cabeza llena de memoria / con el hambre de saltar al frente / si es necesario, matar al presidente”, como diría la floripondio.

1 comentarios:

David Eduardo dijo...

"Pero, como cualquier persona medianamente borracha, he terminado bailándolo a altas horas de la noche en diversas situaciones."

Que falta de compromiso con la verdad, una persona con verdaderas convicciones no haría cosas con las que está en contra, incluso si está "en ambiente" o como sea..

Es como no tomar coca cola por todo lo que singnifica consumirla, pero si tomarla si es acompañada con trago...

A donde está realmente la consciencia? y el ser consecuente con el pensar-actuar?

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